Introducir cambios en una organización es un proceso que debe llevar consigo una serie de variaciones y cambios en las formas de proceder. Cuando lo que deseamos es introducir una innovación externa o disruptiva, resulta fundamental adoptar una serie de posturas que nos permitan alcanzar un desarrollo completo y eficaz de la misma.
Uno de los mayores errores que se comenten a la hora de incorporar estas innovaciones es el de razonar como si fuéramos la propia organización. Esto nos lleva inmediatamente a tratar de cuadrar esta innovación siguiendo las metodologías tradicionales y el modelo de negocio que se estaban utilizando hasta el momento. De esta manera lo único que lograremos conseguir será poner barreras a ese nuevo paso que tratamos de dar hacia delante.
Una innovación externa o disruptiva nos obliga a razonar como si fuéramos nuestro propio competidor. Esta no respeta nuestras barreras de entrada, nuestra estructura organizacional o nuestra estructura financiera. Por eso resulta imposible alcanzar la eficacia si no somos capaces de adaptar este nuevo negocio diseñado para crear una nueva propuesta de valor eventualmente escalable, dando prioridad en un inicio a la independencia frente al resto de actividades de la organización.
¿Cómo ejecutar esa innovación disruptiva?
Una vez nos hemos dado cuenta de la importancia de adoptar la mirada de un competidor para integrar esa innovación externa, llega el momento de proceder. Lo primero que debemos hacer es sacar al equipo involucrado del business as usual, al menos de forma parcial y temporal. Es importante que actúen con agilidad y que, ellos también, adopten una nueva visión. En este caso, será importante que se comporten como si de una start-up se tratase, es decir, deben acudir al mercado en busca de los mejores canales y proveedores y crear un nuevo modelo de negocio basado en las métricas que acaban de descubrir y que pueden afinar.
Las entregas, al principio, deben priorizar la rapidez y la frecuencia, siempre con la intención de ir mejorando procedimientos a medida que el equipo y la actividad laboral se adaptan a esa innovación disruptiva.
La segunda fase será el momento de converger con el resto de la organización, cuando estemos pilotando y será ese el momento de aprovecharse de todas las palancas de la organización, de todos los procesos que han funcionado a lo largo del tiempo y que resultan eficaces pero que no deben mezclarse al principio con esa innovación.